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− | ''"Todo entonces en Jerez respiraba nobleza y caballería. Sobre las muchas familias linajudas que en la población habitaban, se destacaba la corporación municipal, cubierta de honores y distinciones que a toda hora se hallaba dispuesta a lucir. Ya fuera para celebrar gloriosos hechos de armas, ya por el nacimiento de algún príncipe o en numerosas fiestas religiosas, lo cierto es que menudeaban las solemnidades que daban ocasión a aquellos capitulares para colocarse en su lugar preeminente, con sus maceros de gala, sus rondas y comitiva. Las citaciones para estas solemnidades habían de hacerse por medio de muy corteses y atildadas comunicaciones, llenas de sendos tratamientos y etiquetas cuya infracción producía conflictos. Todos estos detalles llegaron a imprimir carácter en la población<ref name="ftn6">''.-El presente párrafo, así como los datos de este capítulo están tomados de la obra de | + | ''"Todo entonces en Jerez respiraba nobleza y caballería. Sobre las muchas familias linajudas que en la población habitaban, se destacaba la corporación municipal, cubierta de honores y distinciones que a toda hora se hallaba dispuesta a lucir. Ya fuera para celebrar gloriosos hechos de armas, ya por el nacimiento de algún príncipe o en numerosas fiestas religiosas, lo cierto es que menudeaban las solemnidades que daban ocasión a aquellos capitulares para colocarse en su lugar preeminente, con sus maceros de gala, sus rondas y comitiva. Las citaciones para estas solemnidades habían de hacerse por medio de muy corteses y atildadas comunicaciones, llenas de sendos tratamientos y etiquetas cuya infracción producía conflictos. Todos estos detalles llegaron a imprimir carácter en la población<ref name="ftn6">''.-El presente párrafo, así como los datos de este capítulo están tomados de la obra de [[Persona::<span id="Zacarías MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ">Zacarías MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ</span>]], Historia de Jerez de los Caballeros, 1892.''</ref>". |
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Por último, tal vez a estos tres hermanos habría que añadir un cuarto, otro Melchor Sánchez Arjona al que encontramos citado en los papeles correspondientes a la citada capellanía de Beatriz Vázquez de Busto en Jerez de los Caballeros, como marido de Elvira de Villalobos, prima hermana de Mencía Gutiérrez y Beatriz Vázquez, como veremos en el capítulo siguiente. Dicho matrimonio fundó la capellanía de Matasanos pero no llegó a alcanzar descendencia. | Por último, tal vez a estos tres hermanos habría que añadir un cuarto, otro Melchor Sánchez Arjona al que encontramos citado en los papeles correspondientes a la citada capellanía de Beatriz Vázquez de Busto en Jerez de los Caballeros, como marido de Elvira de Villalobos, prima hermana de Mencía Gutiérrez y Beatriz Vázquez, como veremos en el capítulo siguiente. Dicho matrimonio fundó la capellanía de Matasanos pero no llegó a alcanzar descendencia. | ||
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Revisión actual del 23:30 1 jul 2016
Difícil es establecer el origen de una familia con anterioridad al siglo XVI y máxime si su escasa relevancia social ha dejado pocas huellas en la documentación coetánea. Sólo las grandes familias señoriales, protagonistas de los hechos históricos, dueñas de vastas posesiones y merecedoras por tanto de la atención de cronistas y notarios, pueden ver remontadas documentalmente sus generaciones más allá de la aparición de los registros parroquiales en la segunda mitad del siglo XVI.
Los Sánchez Arjona, que en esta obra vamos a estudiar, son una de tantas familias hidalgas del norte, pasadas a la conquista de Andalucía y que, peldaño a peldaño a lo largo de varios siglos, han llegado a alcanzar la primera posición económica y social en la Extremadura de los siglos XVIII y XVIII y XIX. Como perteneciente, por tanto, a esta clase de los hidalgos, nada nos permite la posibilidad de conocer la ascendencia de este linaje durante los tiempos medievales, y sólo las meras hipótesis o la pura fantasía, de la que es nuestro propósito huir en todo momento, nos podrían permitir el hacerlo posible.
El origen de esta familia presenta además una dificultad supletoria, pues, así como la mayoría de los apellidos de carácter toponímico establecidos en el sur, nos indican por sí mismos su lugar de origen en el norte, aunque ignoremos las generaciones transcurridas desde su primitivo afincamiento, no ocurre así con el que tratamos, por ser un apellido cuya adopción se produce en el mismo lugar de su asentamiento definitivo.
Así por ejemplo, cuando nos encontramos en la Extremadura del siglo XVI con las familias Liaño, Velasco, Tordoya o Bazán, sabemos, aunque no tengamos datos documentales, que su origen respectivo es la Montaña, Castilla la Vieja, Galicia o Navarra y que podemos, aunque hipotéticamente, relacionarlas con otras familias de sus mismos apellidos, máxime si poseyeron las mismas armas.
En el caso de los Sánchez Arjona, en cambio, es imposible esta operación, pues la utilización de un topónimo andaluz nos circunscribe esta posibilidad a no más allá del siglo XIII, cuando la reconquista a los moros de esta ciudad, y nos imposibilita el conocimiento de un más remoto origen que al menos nos indicaría la raíz regional de este linaje.
Sancho es nombre latino vasconizado, cuya etimología, al parecer, es Sanctus, en castellano Santo, y que tiene su origen entre los vascones de Navarra durante la alta Edad Media, pasando después a toda la península y alcanzando una gran difusión por toda la zona occidental desde el establecimiento de la dinastía navarra en Castilla. Hoy es usado rara vez como nombre de pila, pero fue sin embargo uno de los nombres más comunes de nuestra Edad Media, lo que se evidencia por la abundancia del patronímico derivado de él: Sánchez en Castilla y León; Sanches en Portugal; Sanchis en Levante, y asimismo con muchos otros derivados como Sáenz, Sanz, Sáez, Sáinz, etc.
Conociendo estos datos, lo más que nos permite la seriedad histórica es imaginar a un Sancho, vecino de Arjona en el siglo XIV, posiblemente descendiente de la hueste conquistadora, cuyo hijo o nieto fulano Sánchez, fue llamado el de Arjona al abandonar esta población. El recuerdo de este origen y la finalidad de diferenciar a este Sánchez y a sus descendientes de los demás, hizo convertir en apellido hereditario lo que en principio no era más que un simple apodo o referencia. Este y no otro, es el origen de la mayoría de los apellidos castellanos[1].
Contenido
LA PRIMERA REFERENCIA DOCUMENTAL
El 15 de diciembre de 1427, en la villa de Andújar, doña María de Orozco, mujer de Pedro López Dávalos -uno de los hijos del Condestable don Ruy López Dávalos, Conde de Ribadeo- realiza una transacción territorial con su hermana doña Catalina de Figueroa, mujer del Marqués de Santillana, el famoso poeta, por la que se permutan unas tierras en sus lugares de Tamajón y Manzaneque. En dicha transacción, realizada ante el escribano del Rey, Ruy Pérez de Molina, se cita como testigos "que a ello fueron presentes llamados y rogados que son Gómez Fernández de Párraga y Alfón Sánchez, notario del Rey, y Marcos Sánchez de Arjona, e Pedro, homme del dicho Gómez Fernández, vecinos de Andújar"[2].
Si bien es verdad que nada asegura el parentesco de este primer Sánchez de Arjona con los que luego aparecerán en Jerez de los Caballeros, la coincidencia de apellido y el hecho de figurar confirmando un documento de la familia Figueroa-Orozco, que cuarenta años más tarde recibiría de Enrique IV el condado de Feria en Extremadura, nos abre la hipótesis de dar por muy probable este parentesco e incluso imaginar el motivo del asentamiento de los Sánchez Arjona en Extremadura.
En efecto, los grandes señores medievales, y los Figueroa lo eran, solían vivir rodeados de una auténtica corte de parientes y criados distinguidos que les seguían y que era lo que constituía su fuerza en los tiempos antiguos y su ruina en los modernos. Escribanos, escuderos, caballerizos, pajes, clérigos y dueñas componían el mundo de los deudos y vasallos tan magistralmente retratados por Cervantes al hablar de la estancia de don Quijote en el palacio de los Duques. Ellos les seguían a todas partes, cuidaban de la administración de sus tierras y testificaban sus documentos, y, aunque eran en su mayor parte hidalgos y libres de permanecer o no al servicio de sus señores, la falta de otros horizontes les obligaba muchas veces a mantenerse durante generaciones al amparo de aquellas poderosas familias.
No sería por tanto extraño que al servicio de un Conde de Feria, pasaran los Sánchez Arjona a Extremadura. Poseía este señor numerosas tierras en esta región y, principalmente, la villa de Zafra con su magnífico palacio, la de Feria, con su castillo, y las de Villalba, La Parra y Nogales con sus fortalezas y lugares.
OTRAS NOTICIAS
Un origen menos histórico es el que nos transmite la tradición familiar. En una certificación de armas expedida a fines del siglo XVII y cuyo original desconocemos[3], se afirma que:
"En el tiempo que el rey don Alfonso el noveno de León, que fue por los años 1230 poco más o menos, bajó con sus huestes a la conquista de Extremadura, auxiliado por su hijo el Rey don Fernando de Castilla, que a la sazón se hallaba en las fronteras de Úbeda y Baeza y quien en persona vino a asistir a su padre en esta guerra en cuya ocasión ganaron la villa de Cáceres, con no pequeña dificultad, pasando a poner sitio a la de Mérida, en donde se dio aquella insigne batalla, venciendo con ayuda del Apóstol Santiago al Rey Abén Hasuf, con tan notable mortandad de moros que todos los pueblos y lugares de Extremadura se rindieron al ejército cristiano, atemorizados de aquel destrozo. Desde este tiempo se cree quedó en la ciudad de Jerez de los Caballeros uno con el apellido de Sánchez de Arjona, cuyo nombre propio por la mucha antigüedad se ignora, en donde se ha conservado esparciéndose en muchos lugares y en los más nobles caballeros de aquella ciudad de donde pasaron a Fregenal, siendo el primero Ruy Sánchez Arjona[4]".
Esto es todo lo que por entonces se sabía del origen familiar. Sorprende por tanto que años después, en 1757, al hacer las pruebas de nobleza para el ingreso en la Real Compañía de Guardiasmarinas de don García Sánchez Arjona[5], todo Fregenal de la Sierra supiera que:
"El pretendiente fue descendiente de Albaro Sanchez de Arjona, primero que vino a la expresada ciudad de Xerez de los Caballeros, en tiempo del Rey don Fernando el cuarto, comboyando a los infantes que allí residieron, lo que sabe el testigo por haber visto las filiaciones y ejecutorias de nobleza antiguas de esta familia, así por la familia de los Condes de Canilleros que descienden de ella, como la de los Liaño de Fuentes de León, pues por el apellido Sanchez de Arjona, que es el de su varonía, tiene el origen que deja expresado, siendo quando vino a Xerez el dicho Albaro Sanchez de Arjona, uno de los Grandes del Reyno, y lo mismo Juan Bernaldo de Quirós, autor de la casa de su apellido y de los ricoshombres del tiempo del Rey don Juan".
Y esto lo sabían los testigos, unos: "por ser tradición común en esta villa y demás de su comarca", y otros: "por haber leído algunos instrumentos que lo expresan y haberlo oydo así a sus mayores".
Estas informaciones que carecen de valor, a no ser que pudiéramos conocer "los instrumentos que lo expresan", estaban basadas, según mi opinión, en la ejecutoria de nobleza conseguida en la Chancillería de Granada por Álvaro Sánchez de Arjona en 1568 y, siendo nieto de otro Álvar Sánchez de Arjona, sirvió este nombre para bautizar al más antiguo antepasado del linaje.
En cuanto a la noticia de los infantes a los que este personaje comboyaba nos parece una referencia demasiado tardía para estar basada en una tradición familiar, siendo así que las ejecutorias más antiguas no la mencionan.
Por otra parte, es una forma de explicar el asentamiento de los Sánchez Arjona en Jerez de forma más relevante que la que creemos más probable, según la hipótesis antes expuesta.
JEREZ DE LOS CABALLEROS
Jerez había sido reedificada por el Rey San Fernando en 1232 y poblada por gente de Galicia. En principio se llamó Jerez de Badajoz por su proximidad a esta ciudad, y el mismo soberano la entregó a la Orden del Temple, por lo que pronto fue conocida por Jerez de los Caballeros.
Extinguida la Orden del Temple, pasó la villa a la Corona y fue Enrique II quien la cedió a la Orden de Santiago en 1375. La posesión de la ciudad por dicha Orden fue motivo para el avecindamiento en ella de numerosas familias nobles, lo que produjo un engrandecimiento considerable que le hizo duplicar su importancia. El último cuarto del siglo XV y el siglo XVI pueden ser considerados como una auténtica Edad de Oro para esta ciudad.
Era Jerez una localidad populosa en la que convivían cristianos, moros y judíos y un respetable número de esclavos negros. Estaba rodeada de un amplísimo término municipal, con dos aldeas dependientes, Valle de Santa Ana y Valle de Matamoros, y varios señoríos jurisdiccionales como Confrentes, La Granja, La Torre y mayorazgo de las Sirgadas, La Margarita etc. Todo ello con una numerosa población rural rica y próspera. Dentro del casco urbano existía un numerosísimo estado noble, compuesto en general por descendientes y familiares de comendadores y caballeros de la Orden de Santiago e incluso familias señoriales de gran importancia como los Silva, Bazán, Enríquez, Figueroa, Portocarrero y Saavedra.
Durante los años iniciales del siglo XVI, aparte de las mencionadas, existían en Jerez otras muchas familias hidalgas entre las que podemos citar a los Porres de Logroño, Maraver, Tinoco Linero, Farfán de los Godos, Sanabria, Moriano, Lobo, Acosta, Melena, Busto, Alba, Campanón, Ayala, Sotomayor, Sirgado, Soto, Quirós, Bolaños, Tapia, Venegas y Arjona.
El aumento de población que había sufrido Jerez a lo largo del siglo XV obligó al Emperador a otorgarle rango de ciudad en el año 1523. Este año, las Cortes de Valladolid, acordaron que todos los súbditos españoles pudiesen usar espada, con excepción de los moriscos y de los esclavos, lo que produjo ruidosas querellas en Jerez entre corregidor y regidores porque el primero se negaba a permitir el uso de aquellas armas.
El gobierno de la ciudad estaba en manos de un Corregidor, designado por la Corona entre los caballeros de la Orden de Santiago, y cuatro regidores, dos nobles y dos pecheros. Asimismo formaban parte del concejo los alcaldes ordinarios, uno por cada estado elegidos anualmente, el Alférez Mayor, el Fiel Ejecutor, el Alguacil Mayor, el Mayordomo del Concejo, el Escribano del Cabildo y el Alcaide del Castillo. Todos estos cargos debían ser desempeñados por nobles y eran elegidos anualmente, excepto el Alférez Mayor, el Alcaide del Castillo y, hasta 1509, el Alguacil Mayor, que eran designados por el Corregidor en nombre de la Corona.
La vida municipal se fue deteriorando, de todos modos, y a mediados del siglo XVI, muchos de los cargos de regidor eran perpetuos, es decir, hereditarios en las familias, lo que hacía que los dos regidores que solían ser nombrados para conocer los pleitos o las cuestiones de abastos eran siempre del estado noble, pues los electores eran ya nueve, siete de ellos regidores perpetuos, y solamente dos por el estado llano. Esta política de la que "se subcedían muchos agravios", hizo protestar a los pecheros al Rey, quien obligó a que, pese al número de los regidores, siempre uno de los designados lo fuera del estado llano.
"Todo entonces en Jerez respiraba nobleza y caballería. Sobre las muchas familias linajudas que en la población habitaban, se destacaba la corporación municipal, cubierta de honores y distinciones que a toda hora se hallaba dispuesta a lucir. Ya fuera para celebrar gloriosos hechos de armas, ya por el nacimiento de algún príncipe o en numerosas fiestas religiosas, lo cierto es que menudeaban las solemnidades que daban ocasión a aquellos capitulares para colocarse en su lugar preeminente, con sus maceros de gala, sus rondas y comitiva. Las citaciones para estas solemnidades habían de hacerse por medio de muy corteses y atildadas comunicaciones, llenas de sendos tratamientos y etiquetas cuya infracción producía conflictos. Todos estos detalles llegaron a imprimir carácter en la población[6]".
Por todo lo expuesto, podemos imaginar que el dominio de la vida municipal era una de las ambiciones más enraizadas entre aquellas familias, lo que producía grandes rencillas que muchas veces terminaban en sangre. No otra es la causa de las guerras de bandos que asolaron el Reino de Castilla durante la segunda mitad del siglo XV.
El ascenso social de familias más modestas, o el establecimiento en la ciudad de otras forasteras, provocaba a menudo ruidosos pleitos de hidalguía, pues era costumbre del Concejo empadronar sistemáticamente como pecheros a los que no lo eran de notoriedad. A veces incluso, si se tenía poder suficiente para ello, se empadronaba a los enemigos políticos en el estado llano, pues, aunque luego la Chancillería les devolviera a su estado mediante la correspondiente ejecutoria, les hacían gastar sus caudales en un largo pleito y, lo que era más importante, les mantenían alejados durante una buena temporada, a veces años, de los cargos del Concejo y de las decisiones municipales.
LA VIDA DE UNA FAMILIA NOBLE EN EL SIGLO XVI
La vida de una familia noble de tipo medio, se desenvolvía por aquellos tiempos dentro de una tónica general de austeridad y casi pobreza. Los testamentos de la época nos hablan de los escasos bienes a heredar, entre los que muchas veces se encuentra la ropa usada. Asimismo, de estas últimas voluntades se desprenden las dos grandes obsesiones del testador: la salvación del alma, para la que se encargan innumerables sufragios y mandas piadosas, y el porvenir de su linaje a través de la institución del mayorazgo. Por otra parte, los mismos testamentos y las informaciones testificales de la época nos ponen en evidencia que un gran número de hidalgos y la mayor parte de sus mujeres no sabían leer ni escribir.
La vida dependía entonces de la fertilidad de la tierra, y una mala cosecha podía hacer pasar hambre incluso a familias de posición acomodada. En este ambiente, en el que sólo el cuidado de los campos y la administración de la corta hacienda ocupaban a los miembros de la clase dirigente, no había más distracción que las solemnidades religiosas. Es la época dorada de las cofradías en las que los ciudadanos se agrupan según su posición social y compiten en las celebraciones y procesiones conmemorativas.
En este estrecho marco ciudadano, las familias de abolengo no tienen otro norte que la obtención de una regiduría perpetua, para vincular a su descendencia, o la merced de un hábito de una de las Ordenes militares, o el conseguir una cédula real para poder fundar mayorazgo y así perpetuar por los siglos de los siglos, a través de condiciones muchas veces inhumanas, el lustre y buen nombre de su linaje.
La fundación de mayorazgo, verdadera fiebre del siglo, tenía por objeto el mantener unido un patrimonio, que en otras condiciones, a través de sucesivos repartos, habría condenado a la descendencia a un descenso en la categoría social. Para proteger esta perduración del linaje y para asegurar su manutención, los testadores establecen todo tipo de cláusulas sucesorias, que coartarán la libertad de sus herederos. Así, no solamente se prohibía a los sucesores cualquier posible enajenación del patrimonio vinculado, sino que además se les imponía el uso de apellidos y armas y, muchas veces, las personas con las que habían de casar. Todo ello nos pone en evidencia la gran preocupación que aquellos hombres tenían por todo lo referente al linaje. Por ello, no es de extrañar que cualquier duda sobre la nobleza, limpieza de sangre o preeminencias de una familia, produjera rencillas enormes y turbulencias sin fin.
Esta institución de mayorazgo fue una de las causas principales de la acumulación de la tierra y de la creación de las grandes fortunas agrarias de los siglos posteriores, así como de la extinción y emigración de una gran parte de la nobleza. En efecto, al heredar todo el patrimonio el hijo mayor, los hijos restantes se veían obligados a buscar fortuna por otros medios. Los más afortunados tenían la solución de casar con la heredera de otro mayorazgo, y ésta es una de las causas más comunes de los cambios de vecindad de aquellos tiempos. Los que no lo conseguían, sólo tenían como alternativa la entrada en Religión, que permitiría en muchos casos disfrutar de una posición holgada, o la más dura del servicio del Rey en sus ejércitos de Europa o Indias. Los que no adoptaban ninguna de estas soluciones se verían obligados a vivir de la caridad de sus hermanos, permaneciendo en el celibato, por la imposibilidad de mantener una familia, o -solución más drástica- contraer matrimonio con alguna hija de pechero rico que permitiera volver a dorar los blasones del menesteroso hidalgo.
La mayor gloria que estos hombres tuvieron, sin embargo, fue la de conquistar y colonizar América -Hernando de Soto y Vasco Núñez de Balboa fueron jerezanos- y que no dejaron de regar con su sangre ninguno de los cinco continentes. Por ello no es de extrañar que, tras este siglo de oro, a fines del siglo XVII, Jerez era una ciudad pobre y esquilmada, sombra de lo que fue, cuyos principales linajes habían desaparecido, ya sea por la emigración, como los Arjona que estudiamos, o simplemente por extinción, como ocurrió con la mayoría de los linajes del siglo anterior.
Hemos de indicar como colofón, que no queda en Jerez de los Caballeros el menor rastro de los Arjonas, si hacemos excepción de una lápida que se conserva en la parroquia de San Bartolomé, en la que se puede leer "Enterramiento de los capellanes de doña Catalina de Arjona", como explicaremos en otro lugar, y el nombre de una parte de la dehesa de la Corte que, al menos en 1728, todavía se denominaba Corte de Arjona, para diferenciarla de las de la Berrona, la de los Vargas y la de los Lázaros, haciendo referencia lógicamente a sus dueños.
La razón de no encontrar ninguna casa con el blasón de los Sánchez Arjona la encontramos en el expediente de la Orden de San Juan de don José Sánchez de Arjona y Briones, cuando dicen los informantes y los testigos que "las casas de los Arjonas en la calle Ecce Homo estaban arruinadas y que sus escudos se los habían llevado sus dueños a Fregenal". En dicho año se conservaban todavía sin embargo las armas de Sánchez Arjona en la parroquia de San Bartolomé, donde estaba el enterramiento de la familia "junto al altar del Santo Cristo, del lado del evangelio, pegado al muro". Hoy sin embargo han desaparecido tras las obras efectuadas en el pasado siglo.
LOS SÁNCHEZ ARJONA EN JEREZ DE LOS CABALLEROS
Durante todo el siglo XVI, aún antes de la existencia de las partidas sacramentales, tenemos numerosas referencias documentales de los Sánchez Arjona en Jerez de los Caballeros. Estas referencias nos plantean problemas, pues son incompletas y solamente de forma hipotética podemos emparentar a los personajes relacionados en ellas.
La primera, de 1512, es un acuerdo del concejo de Jerez por el que consta que en dicho año eran vecinos de la ciudad: RUY SÁNCHEZ DE ARJONA, HERNÁN SÁNCHEZ DE ARJONA Y JUAN DÍAZ DE ARJONA[7]. Un año más tarde, en 1513, sabemos que JUAN MARAVER, hijo de Alonso Maraver y de Elvira Sánchez de Arjona, obtiene permiso para pasar a Indias, y que en años sucesivos lo alcanzan: MELCHOR DE ARJONA en 1535, hijo de Juan Díaz de Arjona y de Isabel de Soto; GONZALO DE ARJONA en 1537, hijo de Ruy Sánchez de Arjona y de Catalina Álvarez de Randona; LUIS SÁNCHEZ DE ARJONA en 1538, hijo de Fernán Sánchez de Arjona y de Juana de Soto; y FRANCISCO DE LIAÑO en 1540, hijo de Juan de Liaño y de Elvira Sánchez de Arjona[8].
En cuanto a informaciones más explícitas sobre esta familia tenemos la que se realizó en 1562 en Jerez por RUY SÁNCHEZ DE ARJONA, vecino de Fregenal, por la que acredita ser hijo de García Sánchez de Arjona y de Isabel Vázquez y nieto de Ruy Sánchez de Arjona y de Mencía Gutiérrez[9]; la ejecutoria de nobleza conseguida en Granada en 1561 por [[Persona::<span id="FRANCISCO MELENA ARJONA">FRANCISCO MELENA ARJONA</span>]], hijo de García Sánchez de Arjona y de Leonor de Tapia y nieto de Hernán Sánchez de Arjona y de Beatriz Vázquez Melena[10]. Asimismo el testamento de este mismo FRANCISCO MELENA por el que sabemos que era sobrino carnal de Melchor Sánchez de Arjona, Catalina Melena, María Díaz de Arjona, Francisco Melena y Hernán Sánchez de Arjona, y hermano de Beatriz Vázquez de Arjona, Catalina Gómez, Ruy Sánchez de Arjona y Hernán Sánchez de Arjona[11].
En 1568, en la misma Chancillería de Granada, ÁLVAR SÁNCHEZ DE ARJONA y su hermano JUAN DE LIAÑO obtienen ejecutoria de nobleza tras acreditar que son hijos de García Sánchez de Arjona y Ana de Liaño, y nietos de Álvar Sánchez de Arjona y de Mayor Sánchez. Con objeto de reforzar sus pretensiones, ponen de manifiesto que son primos segundos de García Sánchez de Arjona, padre de Francisco Melena, que había obtenido ejecutoria dos años antes[12].
Por último, en 1612, en una información testifical realizada en Jerez a requerimiento de Lorenzo de Sanabria y de don Pedro de Silva, para optar al disfrute de una capellanía fundada por Ruy Sánchez de Busto, se acredita que: Ruy Sánchez de Arjona y Fernán Sánchez de Arjona eran hermanos y casaron con dos hermanas, Mencía Gutiérrez y Beatriz Vázquez Melena, y que a su vez, Ruy Sánchez de Arjona y Mencía Gutiérrez, fueron padres de Catalina Melena, mujer de Sancho Rodríguez Tinoco, de Beatriz Vázquez de Arjona, mujer de Lorenzo Bernaldo de Quirós, de García Sánchez de Arjona y de María Díaz de Arjona, mujer de Vasco González Moriano[13].
Todos estos datos, a primera vista inconexos, nos permiten en principio establecer que existieron en Jerez tres ramas de la familia que estudiamos: la primera la descendiente de Ruy Sánchez de Arjona y Mencía Gutiérrez; la segunda la de su hermano Fernando Sánchez de Arjona y de su mujer Beatriz Vázquez; y la tercera la de Álvaro Sánchez de Arjona, tío carnal de los dos anteriores.
LA FORMACION DE LOS APELLIDOS EN EL SIGLO XVI
Antes de pasar a exponer los parentescos de todos estos personajes, vamos a intentar explicar las razones de adopción de los apellidos en la Extremadura del siglo XVI, pues este sistema onomástico nos permitirá establecer las deducciones precisas para la construcción de un árbol familiar coherente.
En principio el nombre del linaje lo adoptaba casi siempre el primogénito de la familia. El resto de los varones también, a no ser que se les hubiera impuesto un nombre de la familia materna, en cuyo caso, ya sea por razones de mayorazgo o no, adoptaban el apellido de la persona en cuyo honor se les había impuesto el nombre. Esta regla, que en los varones puede producirse a veces, en las mujeres es casi la práctica constante, es decir, a las hijas de familia se les imponía no sólo el nombre de pila de sus abuelas y tías, sino también su apellido
Añadamos a esto que el varón primogénito llevaba casi siempre el nombre de su abuelo paterno y que el segundo solía llevar el de su abuelo materno. Asimismo hay que hacer notar que en estos tiempos no se acostumbraba a adoptar nombres caprichosos, sino que todos los nombres impuestos respondían a una herencia genealógica. Es decir, se trataba en esta especie de culto a los antepasados, de perpetuar con ello la memoria de los mayores[14]. Adelantadas por tanto estas normas de comportamiento onomástico, observemos el árbol genealógico de los primitivos Arjonas del comienzo del siglo XVI:
Observemos que en la familia que tratamos se cumplen a la perfección las normas descritas. Ignoramos los nombres de los personajes designados con la letra "N", pero, al menos en el caso del desconocido padre de Ruy y Fernán Sánchez de Arjona, podemos suponer con gran probabilidad de acierto que se llamara García, pues así se llaman los hijos primogénitos de aquéllos. Tal vez pudiéramos identificar a este García Sánchez de Arjona con un García Sánchez, de Jerez de Badajoz, que entre los años 1497 y 1503 figura sirviendo al Rey como jinete de caballo ligero, pero, aunque esta identificación pueda parecer posible, no deja de ser arriesgada, toda vez que no figura dicho personaje con la alcuña de Arjona[15].
A parecidas conclusiones podemos llegar si contemplamos los nombres de las mujeres de la misma familia:
Vemos que las hijas mayores de Ruy y Fernán Sánchez de Arjona se llaman como su abuela materna, es decir Catalina Melena; otras dos como su tía y abuela -respectivamente- Beatriz Vázquez. Solamente el nombre de María Díaz queda sin justificar. ¿Sería muy arriesgado suponer que ése era el nombre de su abuela paterna, es decir, de la madre de Ruy y Fernán Sánchez de Arjona?
Siguiendo con esta regla, si sacamos la conclusión de que García Sánchez Arjona y María Díaz son los padres de los Arjonas de la primera generación -es decir- de Ruy y Fernán, podemos arriesgar otra hipótesis: que el Juan Díaz de Arjona que aparece junto a los dos citados en el acuerdo de 1512 fuera también su hermano, que se habría llamado como su abuelo materno, un Juan Díaz, padre de la hipotética María Díaz, y que en 1535 tenía un hijo llamado Melchor, nombre común a todas las ramas, como se comprueba por el siguiente árbol:
Por último, tal vez a estos tres hermanos habría que añadir un cuarto, otro Melchor Sánchez Arjona al que encontramos citado en los papeles correspondientes a la citada capellanía de Beatriz Vázquez de Busto en Jerez de los Caballeros, como marido de Elvira de Villalobos, prima hermana de Mencía Gutiérrez y Beatriz Vázquez, como veremos en el capítulo siguiente. Dicho matrimonio fundó la capellanía de Matasanos pero no llegó a alcanzar descendencia.
LA PRIMOGENITURA
Difícil es establecer, con los datos que tenemos, el orden de primogenitura que corresponde a las diversas ramas de la familia. De los tres hermanos de la primera generación, Ruy y Fernán Sánchez de Arjona y Juan Díaz de Arjona, parece claro no ser el mayor éste último, pues según nuestras deducciones habría tomado su patronímico de su abuelo materno, costumbre seguida por los hijos menores. En cuanto a los otros dos hermanos, Ruy y Fernán, nos resulta más difícil el decidir sobre cuál de los dos era el mayor.
En todos los documentos citados anteriormente, al hablar de los dos hermanos, se menciona siempre a Ruy antes que a Fernán, lo cual parece indicar que aquél era el mayor de los dos. Así en el acuerdo de 1512 y en la información de 1612. Sin embargo por otras informaciones de testigos, como la ejecutoria de Francisco Melena en 1561, sabemos que Fernán Sánchez de Arjona debió de nacer hacia 1462, pues falleció de unos cincuenta años en 1512. Su hermano Ruy, que en 1538 era testigo para las pruebas de Santiago del Adelantado Hernando de Soto, dice tener unos sesenta años, por lo que habría nacido hacia 1478, y sería por tanto bastante más joven que su hermano Fernán. Sin embargo hay que dudar siempre de las informaciones testificales en lo que hace referencia a las edades de los antepasados, porque continuamente nos encontramos con contradicciones evidentes. Otro indicio más seguro es la mayor importancia
de la rama de Fernán, que es la que permanece en Jerez, donde funda mayorazgo, mientras que la de Ruy brujulea entre Badajoz y Villanueva de Barcarrota, hasta establecerse definitivamente en Fregenal. Sin embargo, tampoco este argumento es definitivo, pues bien pudo la línea de Fernán contraer matrimonios más ventajosos aún siendo menor.
Por todo lo expuesto podemos esbozar el siguiente árbol genealógico de la primera generación de los Arjonas:
N. Sánchez Arjona
(García) Sánchez de Arjona Álvar Sánchez de Arjona Elvira Sánchez de Arjona[16] casado con casado con casada con (María Díaz) Mayor Sánchez Alonso Maraver
Ruy Fernán Juan García Juan Maraver
Sánchez Sánchez Díaz de Sánchez pasajero a Indias
de Arjona de Arjona Arjona de Arjona en 1513
Expuestas así las dos primeras generaciones y, debiendo elegir un sistema para el desarrollo de este estudio, vamos a seguir el siguiente orden de exposición:
1º La descendencia de Ruy Sánchez de Arjona, que incluye toda la casa de Fregenal, con sus múltiples líneas. Ostenta su primogenitura el Marqués de Ferrera, aunque no su apellido, perdido en la primera mitad del siglo pasado.
2º La descendencia de Fernán Sánchez de Arjona, extinguida pronto en su varonía y representada hoy por el Conde de la Torre de Mayoralgo.
3º La descendencia de Juan Díaz de Arjona, cuya sucesión, mucho más modesta que las anteriores, se pierde a fines del siglo XVII.
y 4º La descendencia de Álvar Sánchez de Arjona, tío carnal de los tres anteriores y progenitor de los Liaño Arjona, que tomaron este apellido pese a no perder la varonía hasta este mismo siglo. Su primogenitura la ostentan hoy, al parecer, los Béjar de Jerez de los Caballeros.
- ↑ .-Véase sobre este tema mi discurso de ingreso en la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, Génesis y evolución del apellido en España, Madrid 1991
- ↑ .-Véase, Luis de SALAZAR Y CASTRO, Historia Genealógica de la Casa de Haro, en "Archivo Documental Español", tomo XV, Madrid 1959, pág. 431.
- ↑ .-Conocemos este texto por una copia moderna que obra en el archivo de Don Fernando Íñiguez Sánchez Arjona, sin indicación alguna sobre su fecha o procedencia. Es anterior a 1685, pues la certificación cita al I Conde de Canilleros como don Pedro de Porres, actual Corregidor de Granada, y sin citar su título nobiliario que se concedió en dicho año.
- ↑ .-Continúa la dicha certificación de este modo: "tuvo por hijos a Garci Sánchez Arjona familiar del Santo Oficio de la Inquisición y a Gonzalo Sánchez Arjona, que fundó mayorazgo en dicha villa de Fregenal de unas casas principales en cuya puerta está el escudo de armas y en primer lugar las águilas negras en campo azul (sic), que son de las que siempre han gozado y usado los caballeros Sánchez Arjona de esta provincia de Extremadura, de unas partes de dehesas, de dos cortijos considerables cercados y la vara de Alguacil perpetuo de por Su Majestad de dicha villa, en cabeza de don Francisco Sánchez Arjona su sobrino, hijo de Garci Sánchez Arjona su hermano. Don Francisco Sánchez Arjona fue familiar del Santo Oficio y capitán de Infantería española en el principio del levantamiento de Portugal; tuvo por hijos a don Gonzalo, don García, don Francisco, doña Francisca y doña María. Don Gonzalo y don Francisco fueron capitanes de caballos corazas en los últimos años de la guerra con Portugal y, el dicho don Gonzalo, familiar del Santo Oficio de la Inquisición. Pasaron de Jerez mezclados con los Liaños a Burguillos, Zafra, Fuentes de León, Bienvenida y la Puebla de Sancho Pérez, en donde por haber muerto a don Gómez y don Bartolomé de Figueroa, don Álvaro Sánchez Arjona fue preso y degollado en la villa de Zafra -de orden del Señor don Juan de Austria, que asistía en dicha villa- hombre de singular valor, como lo mostró en su prisión y muerte. Gozan de este apellido don Pedro Ponce de León, señor de la Margarita, don Andrés Maraver, Señor de Torre Mejía, doña Leonor de Aguilar, Señora de Galisteo, Marquesa de Fuensaldaña y Condesa de Montehermoso. En dicha ciudad de Jerez en la parroquial del señor San Bartolomé, doña Catalina Arjona labró una bóveda de entierro muy grande y capaz que coge desde el altar colateral del Santo Cristo hasta el poste del púlpito. Asimismo goza de este apellido don Pedro de Porres, actual Corregidor de Granada, capitán de caballos corazas del hábito de Santiago, y que ha sido corregidor de Ávila, Écija y Carmona y tiene dos hijos del hábito de San Juan y el primogénito del de Alcántara".
- ↑ .-Expediente de don García Sánchez Arjona y Sánchez Arjona, número 1232 del catálogo de Válgoma y Finestrat.
- ↑ .-El presente párrafo, así como los datos de este capítulo están tomados de la obra de Zacarías MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ, Historia de Jerez de los Caballeros, 1892.
- ↑ .-Ver MARTÍNEZ, Libro de Jerez, op. cit., pág. 400.
- ↑ .-Ver Cristóbal BERMÚDEZ PLATA, Catálogo de pasajeros a Indias.
- ↑ .-Véase expediente de pruebas para la orden de San Juan de Jerusalén de don José Sánchez Arjona y Briones, Archivo Histórico Nacional, Sección de Órdenes, expediente núm. 23582.
- ↑ .-Archivo de la Real Chancillería de Granada, ejecutoria de Francisco Melena Arjona, año 1562, signatura 303-490-4 y 303-498-1.
- ↑ .-Ver Archivo del Conde de Canilleros en Cáceres, Asuntos de Jerez, legajo I. Debemos estos datos, como tantos otros, a la amabilidad de José Miguel de Mayoralgo.
- ↑ .-Archivo de la Real Chancillería de Granada, ejecutoria de Álvar Sánchez de Arjona y Juan de Liaño, 1568, signatura 301-46-2.
- ↑ .-Archivo de capellanías de la Parroquial de San Bartolomé de Jerez de los Caballeros, capellanía de Beatriz Vázquez de Busto.
- ↑ .-Véase Génesis y evolución del apellido en España, op. cit. págs. 29 y ss.
- ↑ .-Ver Marie Claude GERBET, A la recherche des nobles d'Estremadure: 1454-1516, ediciones Hidalguía, Madrid 1987. En sus páginas 96 y 97 trae una lista de los caballeros extremeños que sirvieron al Rey en esos años.
- ↑ .-La fraternidad de Elvira con los anteriores se pone en evidencia, no solamente por razones cronológicas, sino porque en 1562 un Juan Maraver, en Fregenal, declara ser pariente en cuarto grado de Ruy Sánchez Arjona por vía de hembra.